El Ferrys, el equipo español más potente del momento, contaba con las mejores bazas para ganar la Vuelta del 64: Pérez Francés, Manzaneque y Otaño. Cualquiera de ellos era una opción con serias posibilidades a la victoria final. Sin embargo, a posteriori se vio que eran demasiados "gallos" para un mismo gallinero. Unos por otros dejaron la casa sin barrer. Los tres ciclistas españoles se enfrascaron en una lucha fraticida que puso la victoria en bandeja al eterno segundo del pelotón internacional, el francés Raymond Poulidor, que en esta ocasión f ue el primero. Aunque llegó a la ronda española posiblemente en la mejor forma de su toda su carrera, "Poupou" tuvo su mejor aliado en la lucha que los españoles mantuvieron entre sí.
Ochenta fueron los participantes en esta edición de la ronda española, pero la mayoría de ellas quedó descartado a las primeras de cambio. Y es que la gran selección de la carrera se produjo en la segunda etapa. El artífice de la misa fue el belga Van Looy, que protagonizó un impresionante ataque aprovechando
el fuerte viento que soplaba entre Benidorm y Nules. Sólo 13 corredores, entre los que se jugó la victoria, pudieron secundarle en la línea de meta.
Van Looy se retiró en la sexta jornada, siendo Pérez Francés y Otaño quienes le sucedieron en el liderato de la carrera. Este pasó a manos de Julio de Jiménez , vencedor de la Montaña por segundo año consecutivo, en la decimocuarta etapa, tras un espectacular ataque de todo el equipo KAS. Restaban sólo tres jornadas para la conclusión de la Vuelta y todo hacía indicar que sería un español quien se alzaría con la victoria. Fue entonces cuando Poulidor, a la expectativa hasta ese momento, se dejó de ver. Lo hizo en la siguiente etapa al imponerse en la contrarreloj que discurrió entre Villalón de Campos y Valladolid, sobre 65 kilómetros. El francés se aupó al liderato, que mantuvo en las dos últimas etapas. Por fin, tras muchas decepciones, escribía su nombre en una de las grandes rondas por etapas.